Una reducción drástica del plástico innecesario, evitable y problemático es crucial para enfrentar la crisis global de contaminación, según una evaluación exhaustiva publicada hoy por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
El reporte rechaza lo que califica como «falsas solucioens» y reclama acelerar la transición hacia las energías renovables, eliminar subsidios y adoptar enfoques circulares ayudarán a reducir los residuos plásticos en la escala necesaria. Estos son los señalamientos en el informe De la contaminación a la solución: una evaluación global de la basura marina y la contaminación por plásticos.
El informe muestra que la contaminación por plásticos es una amenaza creciente en todos los ecosistemas, desde donde se origina la contaminación hasta el mar. También evidencia que, si bien tenemos los conocimientos, necesitamos la voluntad política y la acción urgente de los gobiernos para abordar esta creciente crisis.
El estudio destaca que la contaminación por plásticos en los ecosistemas acuáticos ha crecido considerablemente en los últimos años y que se prevé que se duplique para 2030, con consecuencias nefastas para la salud, la economía, la biodiversidad y el clima.
La evaluación, publicada diez días antes de la 26º Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26), enfatiza que los plásticos también son un problema climático. Utilizando un análisis del ciclo de vida, se estimó que en 2015 los plásticos estuvieron relacionados con la producción de 1,7 gigatoneladas de CO2 equivalente (GtCO2e), y se proyecta que para 2050 esta cifra aumente a aproximadamente 6,5 GtCO2e —15% del presupuesto mundial de carbono—.
Debe subrayarse que los autores rechazan la posibilidad de que el reciclaje sea una salida a esta crisis y advierten sobre alternativas dañinas a los productos de un solo uso, como los plásticos de base biológica o biodegradables, que actualmente representan una amenaza química similar a los plásticos convencionales.
El estudio analiza las fallas críticas del mercado, como los bajos precios de las materias primas vírgenes basadas en combustibles fósiles, frente a los de los materiales reciclados; los esfuerzos poco articulados en la gestión formal e informal de residuos plásticos y la falta de consenso sobre soluciones globales.
«Esta investigación proporciona el argumento científico más sólido hasta la fecha para responder a la urgencia, actuar de manera colectiva, y proteger y restaurar nuestros océanos y todos los ecosistemas afectados por la contaminación a su paso», dijo Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA.
«Una preocupación importante es el destino de los microplásticos, los aditivos químicos y otros productos fragmentados, muchos de los cuales se sabe que son tóxicos y peligrosos para la salud humana, la vida silvestre y los ecosistemas. La velocidad en la cual la contaminación de los océanos está captando la atención del público es alentadora y es vital que aprovechemos ese impulso para lograr un océano limpio, saludable y resistente», añadió Andersen.
El informe destaca que el plástico representa el 85% de los residuos que llegan a los océanos y advierte que, para 2040, los volúmenes de este material que fluirán hacia el mar casi se triplicarán, con una cantidad anual de entre 23 y 37 millones de toneladas. Esto significa alrededor de 50 kg de plástico por metro de costa en todo el mundo.
En consecuencia, todas las especies marinas, desde el plancton y los moluscos, hasta las aves, las tortugas y los mamíferos, se enfrentan a riesgos de intoxicación, trastornos del comportamiento, inanición y asfixia. Los corales, los manglares y los pastos marinos además están sofocados por desechos plásticos que les impiden recibir oxígeno y luz.
El cuerpo humano también es vulnerable a la contaminación que generan los residuos plásticos en las fuentes de agua, lo cual podría causar cambios hormonales, trastornos del desarrollo, anomalías reproductivas y cáncer. Los plásticos son ingeridos a través de los productos del mar, bebidas e incluso la sal común, pero también penetran en la piel y pueden ser inhalados cuando están suspendidos en el aire.
La basura marina y la contaminación por plásticos además afectan la economía mundial. Los costos que acarrea la contaminación por plásticos en el turismo, la pesca, la acuicultura y otras actividades, como las limpiezas, se estimaron en US$ 6.000-19.000 millones en 2018. Y se proyecta que para 2040 podría haber un riesgo financiero anual de US$ 100.000 millones para las empresas si los gobiernos exigen que cubran los costos de la gestión de residuos en los volúmenes esperados.
Un aumento en los desechos plásticos también puede conducir a una mayor disposición ilegal de los mismos a nivel nacional e internacional.
El informe pide una reducción inmediata de los plásticos, fomenta una transformación en toda la cadena de valor que involucran e indica que es necesario reforzar las inversiones en sistemas de monitoreo mucho más integrales y efectivos para identificar los orígenes, la escala y el destino del plástico, así como el desarrollo de un marco de riesgo, que actualmente falta a nivel mundial.
El estudio concluye que es necesario un cambio hacia enfoques circulares, incluyendo prácticas sostenibles de consumo y producción, el desarrollo y la adopción rápida de alternativas por parte de las empresas, y una mayor conciencia del consumidor para propiciar elecciones más responsables.
Basado en el reporte de prensa del PNUMA, 21 octubre 2021.