«La fiabilidad y la sostenibilidad de nuestro sistema de energía en el futuro depende de la inversión… Existe un riesgo real de déficit, con efectos en cadena sobre la seguridad energética regional y mundial”. Con estas palabras, la directora ejecutiva de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), Maria van der Hoeven, dejó presentadas las “Perspectivas mundiales de inversión en energía 2014” el pasado 3 de junio en Londres.
Por Gerardo Honty
Satisfacer la creciente necesidad mundial de energía requerirá más de 48 billones (millones de millones) de dólares en inversiones desde ahora hasta 2035, según el informe. La AIE tuvo que aumentar en 11 billones los pronósticos presentados hace apenas dos años cuando estimaba la inversión necesaria en 37 billones (World Energy Outlook 2012) Ahora estima que la inversión anual para el abastecimiento de energía a nivel global debe alcanzar los 2 billones en los años inmediatos para poder cubrir la demanda energética.
De toda esa inversión, 23 billones se dirigirán a la extracción de combustibles fósiles, el transporte y la refinación de petróleo. Pero más de la mitad de la inversión de suministro de energía que se necesita sólo para mantener la producción en los niveles actuales, es decir, para compensar la disminución de los yacimientos de petróleo y gas y para reemplazar las plantas de energía y otros equipos que llegan al final de su vida productiva. De los 850 mil millones de inversión anual destinada a la explotación de gas y petróleo el 80% será para compensar el declive de los pozos actuales y solo un 20% para alimentar la nueva demanda.
El reporte reconoce además que toda esta inversión no solucionará los problemas de acceso a la energía y agravará los problemas ambientales: “Incluso si toda la inversión proyectada en nuestro escenario principal se concretara, esto no significaría que los problemas del sector de la energía se resuelvan. Las políticas energéticas más ambiciosas de hoy no son suficientes para hacer frente a algunos de los más críticos desafíos que enfrenta el sector. Casi mil millones de personas continuarán sin acceso a la electricidad en este escenario en 2035” expresó Van der Hoeven.
Por otra parte, el informe asegura que evitar el cambio climático limitando el aumento de la temperatura a 2° C, no requeriría inversiones mayores (apenas un 10% adicional) pero habría que orientarlas de manera diferente, cosa que no va a ocurrir en el escenario más probable. Van der Hoeven dijo que “las inversiones están mal dirigidas, porque los impactos ambientales no se reflejan adecuadamente en los precios «.
“¿Por qué continuar la exploración de petróleo?”
La cantidad de petróleo requerida a nivel global hasta 2035 es de 760 billones de barriles. En el escenario de prevención del cambio climático (concentración de CO2 en la atmósfera por debajo de las 450 ppm) los requerimientos de petróleo serían de 690 billones de barriles. Las reservas probadas de petróleo al día de hoy alcanzan los 1.700 billones de barriles. “¿Por qué continuar la exploración de petróleo?” se pregunta el informe.
La explicación de la AIE es que los países de la OPEP mantienen recortadas sus cuotas de exportación intencionadamente con el fin de alargar el horizonte de sus reservas. Pero es bastante conocido el supuesto que la esta organización tiene sobreevaluada sus reservas y la mayoría de sus grandes yacimientos están en declive razón por la cual no pueden aumentar su producción aunque se lo propongan. Esto alienta a otros países a buscar nuevos yacimientos que puedan cubrir esos déficits.
Por otra parte, la super producción de petróleo de esquisto estadounidense que la AIE pronosticaba en crecimiento hasta el 2030 tan solo dos años atrás, en este informe ha reducido sus expectativas al 2020. Esto se parece más a estimaciones independientes que pronosticaban un pico del petróleo de esquisto en Estados Unidos para 2017 y que comentamos en un artículo anterior.
Lo que parece evidente es que la inversión requerida para alimentar la demanda de petróleo a partir de yacimientos no convencionales no se puede lograr con los precios actuales, ni con los USD 128 por barril que la AIE estima en 2035. Todo parece indicar que alimentar la demanda esperada de energía solo será posible con un precio del petróleo bastante superior, un escenario que todo el mundo sabe, hará insostenible la economía global. Ni que hablar si, como sugiere la directora de la agencia, se internalizan los costos ambientales de la explotación de los hidrocarburos.
La AIE hace los mejores esfuerzos para demostrar que un mundo crecientemente energizado es posible. Pero cada año debe reducir las expectativas de producción, aumentar los requerimientos de inversión tratando de mantener la esperanza de precios bajos. Y siempre corre detrás de los analistas más escépticos que, con los números a la vista, pronostican escenarios mucho menos optimistas.
Gerardo Honty es analista de CLAES (Centro Latino Americano de Ecología Social).
Publicado originalmente en ALAI (Quito), 17 de junio de 2014.