por Miriam Gartor– “La tierra y las mujeres no somos territorios de conquista”, clamaba una pancarta durante la última manifestación en defensa del Parque Nacional Yasuní que tuvo lugar en Quito el pasado 12 de abril. Visibilizar los vínculos existentes entre los procesos de apropiación sobre los cuerpos y los territorios, es uno de los mayores aportes de las luchas de las mujeres por la defensa de la Madre Tierra. En las últimas décadas la presencia de mujeres en las luchas socio-ambientales ha cobrado protagonismo, y ha permitido denunciar que la explotación de la naturaleza y de las mujeres tienen un origen común: el sometimiento de ambas a un modelo de desarrollo que subordina el sostenimiento de la vida a las dinámicas de acumulación de capital.
Uno de los procesos de resistencia más recientes en este sentido es el de las mujeres amazónicas en Ecuador. Durante el pasado mes de octubre caminaron los 237 km de distancia que separan las ciudades de Puyo y Quito para oponerse a los planes del gobierno, que pretende explotar 21 bloques petroleros en la Amazonía centro-sur ecuatoriana. La XI Ronda Petrolera afectará alrededor de 3 millones de hectáreas y los territorios ancestrales de siete nacionalidades indígenas: achuar, shuar, sápara, kichwa, shiwiar, andoa y waorani.
A través de estas experiencias las mujeres nos recuerdan, por un lado, que la lucha por la soberanía de la tierra está estrechamente ligada a la soberanía de los cuerpos. Una y otra son indisociables. En un contexto de acelerada masculinización del espacio, las mujeres sufren los impactos de las actividades extractivas en sus propios cuerpos. “No queremos alcoholismo, no queremos que haya prostitución, no queremos que los hombres nos golpeen. No queremos esta vida que, por más que nos ofrezcan escuelas, letrinas o casas de zinc, no nos haga sentir dignas”, aseguraba Patricia Gualinga lideresa del pueblo kichwa Sarayaku, en referencia a las consecuencias que la XI Ronda Petrolera tendría sobre sus vidas.
Por otro lado, las mujeres en resistencia nos enseñan a comprender el territorio como un espacio integral que garantiza la reproducción de la vida tanto en el plano material como simbólico. Así lo definía una de las mujeres amazónicas, a su llegada a Quito: “Debemos salvar a la Madre Tierra de la destrucción, de los ladrones. Se atreven a despedazar la tierra como a una mujer. Pero si la quieren destruir llora, porque está viva. Nos ha dado todo: el Buen Vivir”. Los impactos de las actividades extractivas alteran abruptamente el ciclo de reproducción de la vida, cuya difícil regeneración recae sobre las espaldas de las mujeres. Por eso, detrás de estas luchas emerge una nueva forma de mirar el mundo, una nueva lógica basada en la ética de los cuidados.
Sin embargo, la defensa del territorio va más allá. Significa cuestionar un modelo de desarrollo occidentalista, capitalista, colonialista y patriarcal que, en su búsqueda de organizar la vida en torno a un pretendido crecimiento económico sin límites, ha declarado la guerra a la vida misma. Frente al argumento ampliamente adoptado de justificar el extractivismo para acabar con la pobreza, las mujeres amazónicas integrantes de la marcha respondían resignificando el propio concepto de pobreza: “Nosotras somos ricas, tenemos lo que quieras del territorio: cazamos y pescamos, y hay toda clase de hortalizas. ¿Qué pobres vamos a ser? No tener naturaleza es ser pobre”.
Las mujeres se alzan así en protagonistas de la resistencia superando los obstáculos de una sociedad patriarcal que dificulta la posibilidad de situarse al frente de la participación política. Estas experiencias son una demostración de que las mujeres organizadas en la defensa de la tierra construyen un espacio de libertad desde el cual reivindican su derecho a defender la vida, a hablar con su propia voz, y a reclamar otros futuros posibles.
Los testimonios utilizados para este artículo han sido extraídos del libro “La vida en el centro y el crudo bajo tierra: El Yasuní en clave feminista” realizado por el Colectivo Miradas Críticas del Territorio desde el Feminismo. Más información aquí…
El artículo se publicó en elportal de la Red Latinoamericana de Mujeres Defensoras de Derechos Sociales y Ambientales, aquí..