Por Soledad Ghione (CLAES) – En el año 2002, el Convenio sobre Diversidad Biológica acordó reducir significativamente el ritmo de pérdida de biodiversidad para el año 2010. Sin embargo, una reciente evaluación indicó que esas metas no se alcanzaron, ya que la biodiversidad ha continuado declinando durante las últimas cuatro décadas.
Esta evaluación fue encabezada por el Dr. Stuart H. M. Butchart, del Centro de Monitoreo para la Conservación Mundial del PNUMA (Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente). El equipo de investigadores recopiló una serie de indicadores para identificar los avances en cuanto a las metas que fueran establecidas en 2002, teniendo como destino el presente año 2010, declarado Año Internacional de la Diversidad Biológica.
El estudio, que acaba de ser adelantado en la web de la revista Science, testeó empíricamente si se logró reducir el ritmo de pérdida de biodiversidad, según un amplio conjunto de indicadores. Entre los indicadores considerados se encuentran, por ejemplo las tendencias en la cobertura de las poblaciones de especies, el riesgo de extinción, la extensión y condición de hábitats, tales como bosques tropicales, manglares y zonas de arrecifes de coral, y la composición de las comunidades de especies. El análisis abarcó el período entre 1970 y 2006.
Para testear si la tasa de pérdida de biodiversidad disminuyó, se identificaron las tendencias mostradas por los indicadores, relacionados con el estado de la biodiversidad y de los bienes que los seres humanos obtenemos de la misma (estado), las presiones sobre ésta (presiones) y las políticas y respuestas de manejo (respuesta).
Para el análisis, los autores buscaron las tendencias, en tiempo y dirección, mostradas por los indicadores individuales. Posteriormente, buscaron una interpretación más sintética de cómo se sucedieron las tasas de cambio, calculando índices agregados para esos indicadores. Para el cálculo de los índices agregados los investigadores tomaron índices de valores específicos, tomados de la bibliografía disponible, y los agregaron en un índice general para cada indicador de estado, presión y respuesta. Por ejemplo, si la tasa de pérdida de biodiversidad hubiera disminuido, el índice agregado de estado de la biodiversidad debería ser positivo, indican.
El estado de la biodiversidad continúa empeorando
Los resultados del estudio de Butchart y colaboradores indican que la biodiversidad ha declinado durante las últimas 4 décadas. Esta disminución se observó en poblaciones de mamíferos, anfibios y aves, en especial las poblaciones de aves hábitat-especialistas y aves costeras de todo el mundo.
También se observó una disminución en cuanto a la extensión de los bosques, los manglares, áreas oceánicas con algas marinas (sargazos), y un deterioro de la condición de los arrecifes de coral. Las tendencias agregadas de los indicadores de estado también han empeorado. En ningún caso se identificaron reducciones en cuanto a los ritmos de pérdidas.
El estudio muestra además que existen tendencias crecientes en cuanto a las presiones sobre la biodiversidad durante las últimas décadas. Aumentó el consumo humano sobre bienes ecosistémicos, la tasa anual de nitrógeno reactivo que queda depositado en suelos y cursos de agua, la ocurrencia de especies exóticas, la proporción de poblaciones de peces sobreexplotados y los impactos del cambio climático sobre las poblaciones de aves, así como el número de especies de aves amenazadas. Las tendencias agregadas de los indicadores de presión también han empeorado. En ningún caso se identificaron reducciones en cuanto al ritmo de las presiones sobre la biodiversidad.
Los autores destacan que si bien las tendencias globales para fragmentación de hábitat no están disponibles, es probable que éstas hayan aumentado. Por ejemplo, el 80% de los fragmentos de Selva Atlántica remanente tienen una extensión menor a 0.5 km2, y el 59% de los grandes sistemas de ríos están moderada o severamente fragmentados por embalses y represas.
Éxitos locales
En cuanto a los indicadores de políticas y respuestas de manejo, se observan algunas tendencias positivas, como un aumento en la cobertura de las Áreas Protegidas, así como la inclusión bajo protección de zonas clave para la biodiversidad (sitios importantes para aves y dos sitios designados por la Alianza Cero Extinción). También aumentó la superficie de bosques manejados en forma sostenible (1.6 millones de km2).
La humanidad falló
A pesar de los desafíos encontrados para identificar los indicadores y de la falta de datos en muchos casos, los autores destacan que existen suficientes datos sobre dimensiones clave de la biodiversidad para concluir que, a escala global, es altamente improbable de que se cumplieran los objetivos de conservación fijados para 2010. Los esfuerzos realizados para conservar la biodiversidad, claramente han sido inadecuados, con un desfasaje importante entre las crecientes presiones humanas y una serie de respuestas lentas e insuficientes.
Estos resultados son consistentes con la evaluación preliminar de la situación ambiental sudamericana dada a conocer recientemente por CLAES. Por ejemplo, en el caso de la biodiversidad, persiste el deterioro de la biodiversidad y en algunos casos se ha agravado. También se han identificado algunos avances en cuanto a la implementación de Áreas Protegidas en América del Sur, pero esos esfuerzos siguen siendo insuficientes en cuanto su efectividad, cobertura y representatividad.
A pesar de ciertos logros alentadores a escala local, los esfuerzos para hacer frente a la pérdida de biodiversidad deben ser sustancialmente fortalecidos. Dentro de los puntos a mejorar en cuanto a la gestión, la evaluación del Centro de Monitoreo para la Conservación Global, indica que es necesario revertir las políticas que impactan sobre la biodiversidad. La biodiversidad debe ser integrada plenamente en los planes a gran escala de usos del suelo, debe existir una incorporación adecuada del valor económico de la biodiversidad en las decisiones y políticas, y esto debe ser monitoreado y financiado.
De la fantasía a la realidad
La biodiversidad continúa declinando. Las especies continúan amenazadas y sus poblaciones continúan disminuyendo. Sus hábitat se destruyen, la extensión de los bosques se reduce a ritmos acelerados, la condición de los mares sigue empeorando. Hace 8 años se veía una situación similar, lo que motivó a crear el Convenio sobre Diversidad Biológica firmado por varios países con el “compromiso” de disminuir la tasa de pérdida de biodiversidad. Sorprende entonces, el hecho de que a la luz de ese compromiso, no sólo no se hayan cumplido las metas establecidas en aquel entonces, sino que la situación de la biodiversidad haya empeorado de manera sostenida. Esta situación evidencia una extraordinaria falta de compromiso por parte de los gobiernos en cuanto a la protección de la Naturaleza. El deterioro avanza y las respuestas son todavía tímidas y para nada prioritarias.
Es preciso que la humanidad logre salir de este letargo y tome conciencia de las consecuencias que enfrentará de seguir con estos altos ritmos de deterioro ambiental. La acelerada declinación de la biodiversidad debe ser tomada en serio. Las metas deben ser prioritarias y deben estar incorporadas dentro de las políticas de los países y se deben establecer acciones claras y contundentes de protección y conservación de nuestro patrimonio natural.
S. Ghione es bióloga, magíster en ciencias biológicas e investigadora en CLAES (Centro Latino Americana de Ecología Social).
Una versión preliminar de esta nota se publicó en ALAI el 4 de agosto de 2010.