por Darío Aranda – “El agua es un derecho humano, es de todos, no puede ser una mercancía”, es la afirmación de pueblos indígenas y organizaciones socioambientales frente a la novedad llegada desde la bolsa de valores de Nueva York, donde el agua comenzó a cotizar como un bien especulativo. Desde Naciones Unidas (ONU) remarcaron que “el agua es de todos, […]
“El agua es un derecho humano, es de todos, no puede ser una mercancía”, es la afirmación de pueblos indígenas y organizaciones socioambientales frente a la novedad llegada desde la bolsa de valores de Nueva York, donde el agua comenzó a cotizar como un bien especulativo. Desde Naciones Unidas (ONU) remarcaron que “el agua es de todos, no se le puede poner un valor como a otros productos”. La financiarización de la naturaleza como engranaje del capitalismo.
El 7 de diciembre los diarios económicos lanzaron la primicia: el agua comenzaba a cotizar en Wall Street, referencia del ámbito especulativo mundial. El bono de mercados de futuros lleva el nombre de “Veles California Water Index (NQH2O)” y cotizó a 486,52 dólares los 1233 metros cúbicos. Al igual que el petróleo, el oro o la soja, podría transformarse en una referencia para el resto de los países.
Clemente Flores es uno de los voceros de las comunidades del Pueblo Kolla de las Salinas Grandes (Jujuy), que desde hace diez años resisten la avanzada de las mineras de litio sobre su territorio. Justamente uno de sus ejes de lucha es la defensa del agua (la explotación de litio utiliza en grandes cantidades y también la pone en riesgo de contaminación). Ante la noticia proveniente de Estados Unidos, Flores resumió: “¿No saben que el agua es vida? No puede ser mercancía, no tiene valor de pesos ni dólares, la naturaleza no puede tener precio”.
Recordó que los pueblos indígenas de todas las latitudes defienden el territorio y el agua, y reafirmó que nunca la negociarán. Advirtió que la última embestida provino de la mano del rector de la Universidad de Jujuy (UNJU), Rodolfo Tecchi, que firmó un convenio con la empresa Jemse (Jujuy Energía y Minería Sociedad del Estado) para un relevamiento hídrico en el territorio indígena. “No se entiende qué quieren hacer, es todo muy sucio, sin información a las comunidades y sin respetar nuestros derechos”, denunció Flores.
La Red Nacional de Acción Ecologista (Renace) reúne a más de veinte organizaciones de todo el país. “El agua es un bien común natural, no una mercancía”, es el título del comunicado donde destacan el “más profundo repudio y preocupación” por el ingreso del agua al mercado de futuros de Nueva York.
“En un contexto de lógicas y relaciones capitalistas, neoliberales y extractivistas, este anuncio pone en riesgo la disponibilidad del agua y la posibilidad de que sean los pueblos y la ciudadanía los que la disfruten y aprovechen”, afirmó Renace. Y apuntó contra los especuladores: “La intencionalidad de los fondos financieros es administrar el agua de la misma forma que el petróleo”.
Las organizaciones de Renace recordaron que más del 40 por ciento de la población mundial no accede a una red de agua potable y calificaron la cotización en la bolsa de Wall Street como “una reversión en materia de derechos humanos y soberanía territorial”. Remarcaron que se trata de un “derecho humano básico” y resumieron: “El agua es de todos”.
Belén Branchi es asambleísta socioambiental de Chubut, provincia que desde hace meses se manifiesta en las calles en rechazo a los intentos de avance de la megaminería. Uno de los ejes de lucha es la defensa de los ríos y acuíferos. “Que el agua comience a cotizar en la bolsa de Wall Street significa la materialización de que para el mercado y el capital el agua es una mercancía más con la cual especular y negociar, y así obtener ganancias. Palabras y lógicas muy ajenas al sentir asambleario, al sentir de los pueblos originarios, al sentir del campesinado”, explicó.
Chubut es una provincia emblemática en la lucha contra la megaminería, desde 2003, cuando Esquel votó contra la actividad extractiva y lograron la Ley 5001, que prohíbe la actividad. Branchi se detiene en una palabra: “Especular es hacer suposiciones sobre algo que no se conoce con certeza. Y ellos, los mercaderes, no conocen su relación con el agua. Aferrados al dinero, desconocen su relación con la vida. Ellos seguirán especulando, creyendo disponer de cuerpos y territorios. Pero los pueblos seguirán firmes, abrazando al agua para que el futuro sea para todos”.
Natalia Salvático, de la organización Amigos de la Tierra Argentina, apuntó a lógica macro detrás de la especulación: “Se trata de la financiarización de la naturaleza, con mecanismos muy perversos que incluyen los bosques, el carbono, ahora el agua y mañana será el aire”.
Naciones Unidas (ONU) reconoció en julio de 2010 (en su Asamblea General) explícitamente “el derecho humano al agua”, reafirmó que el agua potable limpia y el saneamiento son esenciales para la realización de todos los derechos humanos.
Pedro Arrojo-Agudo, relator especial sobre el derecho al agua potable de la ONU, cuestionó la especulación financiera: “No se puede poner un valor al agua como se hace con otros productos. El agua es de todos y es un bien público».
“El agua ya está bajo una amenaza extrema por una población en crecimiento, una demanda creciente y una contaminación grave de la agricultura y la industria minera en el contexto del impacto cada vez mayor del cambio climático. Preocupa mucho que el agua ahora se trate como el oro, el petróleo y otros productos que se negocian en el mercado de futuros de Wall Street», cuestionó el relator de Naciones Unidas.
La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) advirtió, en su reciente informe “El estado de la agricultura”, que el 39 por ciento de la población mundial sufre serios problemas de acceso al agua. La Organización Mundial de la Salud (OMS) precisó que 2000 millones de personas carecen de acceso a servicios de agua potable gestionados de manera segura.
Darío Aranda es un comunicador argentino especializado en temas ambientales. La presente nota se reproduce de Rebelión, que a su vez la tomó de Página 12 (Buenos Aires), diciembre 2020.