Eduardo Gudynas
El colapso amazónico es inminente. No es una exageración, aunque no debe pensarse en una catástrofe donde de un día para otro desaparece la selva, para ser reemplazada por arenas. Será, en cambio, un proceso más lento, donde un impacto se encadena con una transformación del ambiente, y éste a su vez con otros y otros, hasta que se vuelven irreversibles.
Bajo esas condiciones, no habrá marcha atrás. De nada servirán las acciones de remediación ecológica ni de conservación de la biodiversidad. Las áreas de selvas se reducirán, acorraladas a ser islas rodeadas de ambientes más secos, con muchos menos árboles, similares a las del Cerrado en Brasil o en el sur de Bolivia. Los ríos enflaquecerán y se repetirán las sequías.
Esto no será repentino, ya que ese encadenamiento tomará su tiempo. Pero de todos modos es muy rápido en las escalas de tiempo ecológico, y tan veloz que una generación de habitantes amazónicos lo observará, y lo sufrirá. Su irreversibilidad lo califica como colapso.
Actualmente estamos a la puertas de esa condición, y eso hace que las decisiones que se toman en la actualidad serán las que podrían evitar ese derrumbe o, por el contrario, permitirlo.
Esta situación se analiza en más detalle en el libro “Amazonia. Transiciones y alternativas antes del colapso”, a cargo de CEDIB y la editorial La Libre desde Cochabamba, que acabo de presentar en Bolivia, en sucesivos encuentros en Cochabamba, en la Feria Internacional del Libro de La Paz, y finalmente en Rurrenabaque.
Siguiendo esa preocupación, se analiza la nueva coyuntura amazónica en varios aspectos. Por un lado, la configuración de territorialidades que sirven para la explotación de recursos naturales que directa, o indirectamente, están orientados a las exportaciones globales. Por otro lado, las nueva circunstancias políticas, desde la endeble situación del Tratado de Cooperación Amazónica, y su secretaría, pasando por el discurso de abandonar los extractivismos del gobierno de Gustavo Petro en Colombia, hasta las agendas extractivistas, por ejemplo en Perú.
A lo largo de las últimas décadas se ha intentado de resolver los problemas amazónicos apelando a medidas muy conocidas, como puede ser intentar aumentar la cobertura de las áreas protegidas, o promover algún tipo de agricultura para mejorar el ingreso económico en las comunidades. Pero casi todas esas acciones están basadas en los preceptos básicos del desarrollo convencional, tales como asegurar el crecimiento económico, considerar a la Naturaleza como una canasta de recursos a ser explotado, o suponer que habrá tecnologías milagrosas que anularían los impactos ambientales. Por lo tanto, no se impiden las actividades que destruyen la Amazonia, sino que se las propician.
El riesgo del colapso inminente es una prueba estruendosa de la incapacidad de las ideas de desarrollo de poder resolver los impactos sociales y ambientales que ellas mismas generan. Las medidas de resolución, amortiguación o remediación son ineficaces para evitar esa caída. Dicho de otro modo, las estrategias convencionales que descansan en extraer y exportar recursos naturales, y sus manifestaciones concretas, como puede ser la minería de oro aluvial, los campos petroleros o el avance de la agricultura química, tienen impactos sociales y ambientales que son inevitables. Al repetirse, nos acercan, día a día, al colapso.
Deben ser los propios amazónicos los que deben nutrir, con elementos concretos, las alternativas para evitar ese colapso. Sin embargo, las ideas que se acaban de resumir, indican que el horizonte de cambio necesariamente debe dejar atrás las ideas del desarrollo convencional. En el libro se argumenta precisamente eso, subrayándose la urgencia que reviste esa tarea. La Amazonia no cuenta con tiempo disponible para volver a repetir reformas; es necesario un cambio de rumbo sustancial.
Esa tarea no es sencilla, ya que impone quebrar los mitos asociados a las ideas del desarrollo, que de una manera u otra han permeado todos nuestros países, y también las localidades amazónicas. Asumir que sigue habiendo mucha selva disponible es una irresponsabilidad; Creer que este diagnóstico es una exageración es un error que no resuelve las causas de los problemas.
Se necesitan cuanto antes las alternativas que no estén atadas a las viejas ideas y sensibilidades. En esas selvas también se encuentran las inspiraciones y los ejemplos de organizar las vidas y las relaciones con el ambiente de otros modos, ajustadas a los tiempos y contextos amazónicos, y enfocadas en proteger la vida, tanto de las personas como de la Naturaleza.
El libro se puede comprar en formato físico o digital en La Libre – desde aquí…
La foto de inicio muestra el Río Beni próximo a la ciudad de Rurrenabaque.
Una primera versión de este artículo se publicó en la columna del autor en Brújula Digital (Bolivia) aquí… y reproducida en otros medios.